Ante la convulsión generada por el trágico suceso presentado en la ciudad de Santa Marta, en el que una mente atribulada, decide desfogar sus emociones negativas contra una criatura inocente, y luego de esa reflexión que trasciende la perplejidad y el sentimiento de ira que puede ocasionar un acto tan repugnante, se llega a un punto de análisis, desde donde apreciamos, por un lado, una joven mujer enceguecida por sus emociones, quien como presa de un trance hipnótico, es capaz de acabar con la vida de un recién nacido, y por otro, al grupo de personas, quienes presas del morbo y la sevicia, afloran su odio y deseo de venganza, (no justicia), contra quien se convirtió en "objetivo" de una truba con malévolas intenciones de cobrar violentamente muerte con muerte.
Ha sido definida la violencia, como cualquier relación, proceso o condición, por la cual un individuo o grupo social viola la integridad física, psicológica o social de otra persona. Sus diferentes grados, niveles y concepciones, están en correspondencia con los valores, normas y creencias de cada grupo, época y clase social.
En nuestra cultura, la violencia ha llegado (y se ha establecido) como una forma de vida. Muchos sectores de la población, reconocen en ella una problemática social, que ha llevado a muchas familias a la desesperanza. Muchas de estas familias, han sido víctimas de esta violencia poniendo su cuota en las estadísticas oficiales (y no oficiales) de desaparecidos por este flagelo durante años.
Ante el hecho que hoy conmueve a la sociedad samaria y a mucha gente del país y el mundo, y a la consecuente reacción de un grupo de personas que quieren tomar venganza por sus propias manos, valdria la pena reflexionar frenta a cada situación: La primera, un acto que pudo ser preconcebido, por una mente distorcionada y esquizoide , y la segunda, una posición que desafía las instituciones queriendo tomar acción violenta contra la estudiante de enfermería que protagonizó el horrendo acto.
Desde la perspectiva de quien escribe estas lineas, las dos situaciones merecen ser analizadas, porque ambas incluyen la violencia como la forma de canalizar las ansiedades. Solo que la primera, compromete a una persona, que hoy de alguna forma, pagará el precio de sus actos y la segunda, representa el sentir de un grupo de ciudadanos "del común", con los que usted puede encontrarse en cualquier parte, y que en masa, pueden convertirse en una amenaza.