miércoles, 22 de agosto de 2012

EDUCAR PARA EL SER






Desde cuando el connotado Psicólogo Erich Fromm, publica su ensayo “Tener o ser”, se abre una puerta hacia el significado de la expresión Educar para el Ser.  Y es que sin lugar a dudas,  Fromm establece una perspectiva renovadora de cómo educar por fuera del simple intercambio de aprendizaje-recompensa, enfoque desde el cual, el aprendizaje se mide por una prueba y la recompensa está representada por una valoración “cuanti” o cualitativa, conforme a un modelo de lo que podríamos llamar el “deber saber”
Del mismo modo, como se premia a un cachorro que trae el palo arrojado por su amo, recompensamos el esfuerzo (no la habilidad) de los estudiantes con una nota en el reporte. Pero… ¿Cuánto puede transformar esa valoración al individuo desde su ser? ¿Podemos formar seres comprometidos con la transformación de la sociedad, cuando fundamentamos en nuestros estudiantes, que deben aprender solo para”tener” una recompensa?
Educar para el ser implica un compromiso del docente en orientar su labor pedagógica hacia el mejoramiento integral del individuo, cuando solo  se “premia“ al estudiante con una buena nota, y no se le induce al desarrollo de su propio ser, lo acostumbramos a vivir para el tener, y lo condenamos sin saber, a ese vació crónico, del que habla Fromm:
“…Hay personas que desarrollan una ambición desmedida… Cada una, a su manera, intenta lo mismo: saciar el hambre, o mejor dicho, la incertidumbre y el miedo que les genera andar  por el mundo. …Quizás debamos entender que es preferible tener un poco de algo que mucho de nada…”
 
“…Parece que tener es una función normal de la vida: para vivir debemos tener cosas. Además debemos tenerlas para gozarlas. Parece que la misma esencia de su ser consiste en tener; y si el individuo no tiene nada, no es nadie. ”
 
No significa esto  que quien escribe estas líneas, desdeñe el hecho de que alcanzar un buen nivel de vida, debería ser el objetivo de todo individuo, pero cuando dirigimos nuestra vida exclusivamente hacia el tener, suelen sobrevenir desilusiones y frustraciones, propias de la realidad circundante, y de las que nos sobreponemos, precisamente cuando hemos tenido la oportunidad de edificar nuestro ser
Educar para el ser, implica que padres y maestros debemos crear un ambiente en el que los niños crezcan llenos de curiosidad y seguros de sí mismo y de su entorno, permitiéndoles experimentar el mundo, para transformarlo en un modo que tenga sentido para ellos. El aprendizaje debe ser continuo y adaptable a las necesidades de los niños, para que estas sean satisfechas en la medida de lo posible, y debe permitirle al educando relacionar su aprendizaje con su futuro rol en la sociedad.
El adulto, (padre o docente), tiene la responsabilidad de aprender a respetar las estructuras mentales y emocionales de los niños, y aprovechar el tipo de inteligencia (*) que desarrolla éste dentro de su proceso de aprendizaje. El niño, por su parte, debe experimentar el valor del respeto y aprender a respetarse a sí mismo y a los adultos, como base de su crecimiento en valores y desarrollo integral.
(*)Teoría de las Inteligencias Múltiples (Howard Gardner)

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