Educar, más que informar es transformar. Quienes tenemos la feliz oportunidad de dedicar parte de nuestra vida a la educación, debemos asumir nuestra responsabilidad de llevar a otros a ser cada vez mejores. Ese debe ser nuestro enfoque. Educar pensando únicamente en transmitir conocimiento, nos pone en un sitial de simples informadores, precisamente en tiempos en que la información se encuentra disponible de manera ágil y atractiva en la red. El secreto está no solo en transformar nuestro conocimiento en potencial de formación, sino en hacer que éste sirva para para que el educando pueda enfrentar los retos y cubrir las necesidades que impone la sociedad moderna.
Pero, ¿Qué ocurre si quienes, como encargados de transformar el conocimiento, nos dedicamos a llenar la mente y el corazón de niños y jóvenes de desesperanza?... Nos hemos puesto a analizar sesudamente, ¿cuánto daño podemos hacer en esas mentes ávidas de información, cuando víctimas de nuestro propio desconsuelo, transmitimos un panorama desolador de la sociedad?
Si bien es cierto que muchas cosas no están como deberían, es también cierto que muchas cosas hay que transformar, y dibujar un ambiente apocalíptico de la sociedad, basados a veces únicamente en nuestros resultados, solo lleva al estudiante a vivir una sensación de desesperanza aprendida, que no le permitirá asumir su propio rol transformador.
Junto a la baja autoestima, la desesperanza aprendida, hace mucha mella en la mente y el corazón de niños y adolescentes, pues los lleva al fondo de un profundo desde donde por más que lo intenten, no podrán ver el cielo más grande de lo que se lo permiten las circunstancias. Sacarlos de ese profundo pozo, y mostrarles el cielo inmenso que hay frente a sus ojos, es ampliar su visión del mundo, y la visión es, sin duda alguna, la principal característica de los verdaderos líderes, que no solo desarrollan la capacidad de transformar vidas, sino que han trascendido en la humanidad, por ser capaces de mejorar las circunstancias.
Si algún reto, resulta trascendental en la actividad docente es el de ayudar a transformar vidas, independientemente de las circunstancias, porque transformar la circunstancias, abre un camino de esperanza, para quienes anhelan vivir en un mundo cada vez mejor.
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